Difusión Difusa

jueves, octubre 06, 2005

Family

Uno de los últimos discos que adquirí por iniciativa propia - mi colección de discos se asienta últimamente sólo en regalos recibidos- fue la reedición del disco de Family, Un Soplo en el Corazón. Había oido y leído tal cúmulo de halagos, que no pude resistirme.
La decepción fue espectacular. Independientemente de que contuviese momentos agradables, la impresión después de la primera escucha se movió más bién entre el aburrimiento y el hastío que provoca lo que parece ya oído en alguna otra ocasión. Me resultó monótono y descubrí que un par de canciones las había escuchado unos años atras, me imagino cuando salió el disco en el 94, y que en ese momento tampoco me causaron demasiado impacto. Ni siquiera las relacionaba con el nombre del grupo.
Con esto de internet, rápidamente empecé a buscar opiniones del disco y a parte de un comentario bastante objetivo y desmitificador con el que coincidí bastante, sólo encontre cosas como "este disco me cambió la vida, nunca he dejado de escucharlo desde entonces, belleza inconmensurable, magistral, inigualable", y no sigo.
Eso me hizo reflexionar sobre como los criterios de tipo emotivos, moldean nuestros gustos. Quizás, si yo hubiera oido el disco en otra ocasión, y sin la experiencia de ciertas referencias que me hacían utilizarlas de términos de comparación al escuchar a Family, yo también me hubiera prendado de su música. De la misma forma que hay ciertas canciones que me han afectado intensamente alguna vez, como les sucede a sus  incondicionales con Un Soplo en el Corazón, pero a los que, seguramente, mis preferencias emocionales les resultarían totalmente indiferentes.

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