Difusión Difusa

viernes, junio 24, 2011

la anomia, la chica y el Estado

A veces me pregunto si hay diferentes tipos de anomia o si hay grados dentro de ella.

En general el orden social funciona porque la gente se encuentra a gusto dentro de él, le otorga seguridad, le protege de la soledad, le permite valorar las inercias como estados positivos que se presentan con sentido dentro de la realidad que vivimos.

Si un colectivo de población significativo empieza a cuestionarse que, precisamente, el orden social no funciona; que no da las respuestas adecuadas a las necesidades, o incluso actúa de manera negativa para lograr un equilibrio social más o menos armónico, podemos hablar de Estado Anómico.

Desde esta perspectiva cualquier sociedad que se plantea la falta de equidad del sistema se está enfrentado a un Estado que puede ser más o menos anómico, en función de lo tolerable que resulte para la mayoría de la población los desajustes presentes, tanto por exceso como por defecto, beneficiando o excluyendo, por un lado a las élites y por otro, a los grupos más desfavorecidos.

En esta gradación, entre el Estado Perfecto (aunque creo que Estado y Perfecto ya de por si son términos contradictorios) y el Estado Anómico, entra en juego la anomia individual, pues cuando el desajuste sistémico es grande y, por tanto, percibido con claridad por una parte significativa de la sociedad, la chica anómica, aparentemente, dejará de serlo arropada colectivamente por sus mismas inquietudes, pero, según se consigan objetivos que ese grupo de referencia considere que se encuentran dentro de los umbrales de los satisfactorio, la chica anómica, se irá quedando sóla, gritándonos de nuevo que nos conformamos con poco y que en cualquier momento se puede romper la porcelana que tanto nos ha costado subir a la mesa para que ahora se quede en el borde.

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