Difusión Difusa

jueves, junio 07, 2007

Dedicado a Pepe Rubianes

No sé si ya lo he contado alguna vez, pero un practicante convencido, ya sea cristiano o musulmán, no tolera que haya gente que no tenga la religión entre sus pensamientos diarios; lo mismo le pasa a cualquier fanático del futbol; no asume la indiferencia que éste despierta en la mayor parte de la población. Por no hablar de los defensores del nacionalismo de cualquier signo que no te permiten no posicionarte y que te condenan si expresas tu desinterés por sus principios fundamentales.

Pero esto va más allá. Quién no ha hablado con un abogado, economista o ingeniero que se encuentran convencidos de que el mundo gira entorno a la disciplina que ejercen, sin darse cuenta que, sólo en contadas ocasiones, nos acordamos de ellos porque su contribución para hacernos más feliz la vida es bastante escasa.

Harto de escuchar a tantos colectivos que se creen el centro del universo y el puto ombligo del mundo, que son incapaces de ver más allá de sus propias narices pero ejercen de portavoces de la humanidad, sólo desearía que su exceso reduccionismo ramplón les indigestase de una vez. Eso sí contribuiría a la felicidad del mundo.

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