Difusión Difusa

miércoles, septiembre 16, 2009

El viaje anómico

Un viaje anómico es el que efectuan aquellas personas que cuestionan las reglas sociales, no por iluminación, sino porque todos los que nos regimos por ellas sabemos que, una gran parte de ellas, son erroneas y fomentan la desigualdad, pero sólo lo expresamos en un ámbito controlado más o menos privado, mientras ellos, los viajeros anómicos, no tienen ningún inconveniente en explayarse publicamente.

Un viaje anómico es poner en duda la mayor parte de los convencionalismos sociales que son vistos como leyes injustas que la gente no se atreve a cuestionar en público.

El verdadero transgresor es aquel que corre el peligro de ser acusado de locura y conducta antisocial.

Un trasgresor de salón, o de galería de arte, en general, es un falso trasgresor, que aprovecha un espacio que la sociedad ha parcelado, precisamente, para que, ciertos aspectos de su normatividad, puedan ser puestos en duda de manera controlada en un nivel y con una repercusión con un alcance limitado para la mayoría de sus integrantes.

Nuestra mirada sobre el verdadero viajero amómico suele atravesar diferentes fases:
Al principio, nos sorprende lo atinado de lo que nosotros consideramos agudas provocaciones y claridad de ideas. Sus ocurrencias desencadenan nuestra sonrisa cómplice.
La fase intermedia o de tránsito, se caracteriza por la incomodidad creciente que nos produce su persistencia en ciertos temas que se acercan demasiado al entorno del tabú social. La reacción que adoptamos es la de la evitación. Tratamos de evitar, primero sus disgresiones y, poco a poco, al propio viajero.
Al final su propia presencia nos asusta, se ha convertido en un ser desestabilizador de la rutina y de las costumbres aprendidas, asumidas y practicadas, y pasamos a su rechazo.
Podemos pensar que sus palabras desvelan una verdad de la que nadie se atreve a hablar con franqueza, pero le vemos como un peligro, tanto para el mismo como para nosotros.

Dictamen: Exclusión.

La justificación a este dictamen defiende que son incapaces de encontrar soluciones a sus problemas personales inmmediatos y como maniniobra para superar dicha incapacidad se proponen la titánica tarea de cambiar las normas a las que acusan de su situación personal.

Realmente, la tragedia del viajero anomico es que priman, por encima de la satisfacción personal inmediata, la busqueda del orden perfecto y lógico en el que integrarse, sin envidia, sin autoridad, sin desigualdad, sin competencia, sin frustración, sin dolor.

2 comentarios:

__ dijo...

Yo creo más en el individuo per se, que en el individuo inmerso o integrado en una sociedad. Creo que hay más vida que la que la sociedad nos ofrece.

Veo que has escrito y yo in albis, ahora te sigo por el Atom y es más fácil.

jmargen dijo...

Yo sigo dándole vueltas a que sobre todo somos seres sociales, pero una gran parte de las normas sociales son jerarquizantes y sólo sirven para justificar estructuras de poder destinadas a perpetuar el dominio de ciertos grupos sociales y a forzar la sumisión de otros (que conforman la mayoría).