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lunes, mayo 31, 2010

reza para no ser como él

La muerte de Dennis Hopper me ha traido a la memoria una de las escenas que más me han impactado en el cine, su breve aparición en La Ley de la Calle (Rumble Fish) de Coppola, como padre del chico de la moto y de Rusty James, su hermano pequeño.

El chico de la moto es una figura idealizada en el barrio por los más jovenes, especialmente por su hermano. El líder mítico de la banda, el más auténtico y que, ahora, reaparece con un aura aún mayor, desde una posición que parece situarle ya de vuelta de todo.

En la escena en cuestión, las tres frases de Hopper, el padre, consiguen desmontar, no tanto a su hijo pequeño, como a la mayoría de los espectadores, la ilusión que es el chico de la moto, el reflejo en el que queremos mirarnos, y que no es más que otro ser anómico vagando sin rumbo, sin ser realmente entendido, en un nivel muy diferente de la proyección que representa para los demás.

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