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sábado, febrero 26, 2011

cine cisne cine

Quizás una de las señas de identidad del cine de Luis Buñuel, y que consigue que sus películas resulten tan inquietantes, es la continuidad entre lo real y lo imaginado sin necesidad de transiciones visuales que faciliten la digestión al espectador.

Viendo el Cisne Negro, volví a ver Belle de Jour, pero también retazos de mi vida en
los que he estado sometido a presión o en los que mis obsesiones no me han permitido conciliar el sueño durante largas temporadas.

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