Difusión Difusa

martes, marzo 01, 2011

Niño Cronenberg

Un artículo en la prensa sobre los oscars en el que se aludía al triunfo de lo antiguo frente a lo moderno y la charla ayer con un compañero explicándome que Cisne Negro no le había gustado nada por su ausencia de guión (sic), me hace pensar qué es eso de cine moderno y cine antiguo. Confieso que lo de la falta de guión no lo entiendo, pero me llama la atención que alguien lo considere así, sobre todo cuando, justamente, esta película aguanta muy bien un análisis en funcion de su estructura de planteamiento, nudo y desenlace.

Creo que esta visión tan clásica de la narrativa, hace décadas que fue superada y no, precisamente, para dar lugar a películas inconexas y absurdas, que también las hay (pienso actualmente en alguna de Iñárritu), sino para fundirse en las historias, introduciendo en ellas los procesos mentales y los estados anímicos de los personajes.

Nuestro pensamiento no es en absoluto continuo y diacrónico, sino que pega saltos de un lado a otro, guiado, creo yo, más por las sensaciones y la emotividad que por la razón y la lógica; por tanto creo que eso me hace valorar y paladear con gusto un tipo de narraciones no exenta, a veces, de dificultades, frente a propuestas que pueden ser más digeribles pero son incapaces de mostrar la mayoría de las variables psicológicas que condicionan la interacción con el resto de los individuos.

Así que la línea que conduce a Cisne Negro, no sé si es la de la modernidad, pero sí que es aquella que parte del Perro Andaluz y la Edad de Oro y que, pasando por Hitchcock, lleva hasta Polanski, primero, y luego a Brian de Palma, Cronenberg y David Lynch; una generación de cineastas que anda ya por los setenta años, y de los que el público de la mía ha mamado con bastante naturalidad.

Darren Aronofsky, tiene la habilidad, no sólo de hilvanar los retales recogidos en la películas de los anteriormente citados, sino que, como ellos, es capaz de sumergirnos en nuestros terrores íntimos desencadenados por el enfrentamiento cotidiano con un mundo hostil.

Me temo que Aronofsky, más que moderno, en cualquier sentido que se le pueda dar al término, es sobre todo un niño Cronenberg.

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