Difusión Difusa

martes, agosto 10, 2010

expansión temporal

El último día de junio fue igual de laxo e inabarcable que el primero. Me acerqué a C.U. buscando a un antiguo profesor. En su instituto me dijeron que era ya muy extraño verle por allí a pesar de tener su propio despacho. Le deje una nota. Pero mi sorpresa, y la suya, vino a ser el toparnos de frente cuando ya estaba saliendo de allí.
Me confirmó lo que la secretaria con la que había hablado me había contado, hoy había venido de manera excepcional pues, en un par de horas, tenía, en la facultad de filosofía, la lectura de una tesis de doctorado sobre antropologia del performance, superticiones, deseos y altarcillos domésticos. Así que tomamos un taxi y allá que nos fuimos juntos a la defensa antes de comer.
La mitad del tribunal disculpaba su asistencia y el único espectador era yo. Total cinco personas.
Exposición con powerpoint cutrisimo, como siempre; recomendaciones de los tres maestros, deliberación y doctora con laureles. Rito de la protesta, esto es México, y corriendo a Niños Héroes a tomar un menú del día, antes de conocer su nueva casa, los pormenores de su divorcio, qué había sido de sus hijos y con quién había rehecho su vida.
Apenas eran las tres y a las cinco había quedado con Radiógeno para ir al Aeropuerto. Pero, a diferencia que en Madrid, en México el tiempo se expande para resolver todos los pendientes y dejar espacio para lo no programado.

- Otra expansion temporal una década después. Hace unos días recibí un correo electrónico de Rosario, su pareja: Guido Münch, mi antiguo profesor de antropología acababa de fallecer el 6 de mayo de 2021.

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